martes, 2 de diciembre de 2008

Cristina y la crisis global

Cuentos para no dormir

Cristina goza con el fracaso de los imprudentes, quizá ignorando que es el fracaso de todos, o quizá sabiéndolo, pero en este caso sin que le importe nada más que fortalecer su altaestima, como queriéndose convencer de que todo lo que su conciencia le indicaba que estaba mal, en realidad estaba bien.

Repasemos los orígenes de la crisis mundial: bancos con escasos márgenes de ganancias, deciden jugar el dinero de sus depositantes repartiendo créditos a insolventes, para así ganar más apoyándose en un mayor nivel de actividad. Cristina soñaría con esto, y lo gritaría en sus discursos:

“Ahora hay crédito para todos, para que puedan comprarse una casa, irse de vacaciones, cambiar el auto, comprarse un plasma, viajar en tren bala. Este es nuestro modelo, el modelo de la inclusión, de la distribución de la riqueza, de ver cumplidos los sueños de los argentinos”.

Mientras vocifera esto, por detrás se imprimen los billetes a repartir, para fomentar el crédito, el consumo (¿consumismo?), y se negocian los “vueltos”. Se bicicletean las deudas, cambiando un papel por otro, un acreedor por otro. La dolce vita infla el consumo, y con él los precios. El sueldo no alcanza, pero para eso está la tarjeta. Y aquí todos tenemos tarjeta, una o varias, y le hacemos caso a la presidenta, y la vamos cambiando una por otra.

Como todo está bien, la gente vuelve a poner la plata en el banco, y el banco la sigue prestando. ¿A quién? No importa. Después de todo, sólo se trata de cambiar un papel por otro. Mientras unos guardan hoy por lo que pueda pasar mañana, otros se dan lujos hoy y los pagan (¿los pagan?) mañana. Pero al día siguiente, a todos los que estaban en la fiesta le traen la factura. Y esto es lo que pasa:

- ¡Pero esto no puede ser! ¡Nadie me dijo que esta fiesta iba a salir tan cara! ¡Con lo que yo gano no puedo pagar esta cuenta! ¿Porqué no me avisaron antes?... (y el señor se escapa sin pagar por la ventana del baño que da a la calle)

Acto seguido, el ahorrista va al banco a reclamar por su capital y sus intereses, por la fiesta que había organizado el banco. Pero todo resultó en pérdida. Ofuscado, reclamó ante el poder la devolución de lo que era suyo. Pero todos le dijeron que no se lo iban a devolver, porque este mundo no necesita a los aburridos como él, pero sí necesita, y mucho, a estos bancos que tan buenas fiestas organizan.

¿Cómo termina esta historia? Nadie lo sabe. Porque como todos se necesitan, los unos para vivir la fiesta, otros para ganar organizándola, y otros para ganar sin hacer nada, no puede romperse el círculo. Esto, a menos que de verdad se rompa:

… y algunos deban salir a trabajar para hacer crecer sus ahorros,
… otros cambien de rubro, y en vez de organizar fiestas de consumo, organicen reuniones de trabajo,
… y otros se pongan a ahorrar para pagar sus fiestas por adelantado, y no con tarjeta.

(Pero mientras tanto aquí sigue la fiesta, porque este es el modelo, dijo Cristina. Los vecinos armaron una joda tremenda, y hoy están con resaca. Desde aquí los miramos, y como estamos todos borrachos todavía, nos reímos de ellos a carcajadas, pero en la curda no nos damos cuenta que ya nos queda poca cerveza).










Bonus track:

Milton Friedman
(1912-2006, Nobel de Economía 1976)
El liberalismo en serio

"Mucha gente quiere que el gobierno proteja a los consumidores. Un problema mucho más urgente es proteger a los consumidores del gobierno.”

"Una fuente mayor de objeciones a la economía libre es precisamente que [...] da a la gente lo que quiere, en vez de lo que un grupo particular piensa que debería querer. Subyacente a la mayoría de los argumentos contra el mercado libre, existe una falta de fe en la libertad misma.”

"Por supuesto, la existencia de un mercado libre no elimina la necesidad de un gobierno. Por el contrario, como hemos dicho, el gobierno es esencial como foro para determinar “las reglas del juego” y como árbitro para aplicar las reglas que se decidan".

"Los gobiernos no aprenden jamás. Las personas sí lo hacen.”

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