martes, 2 de diciembre de 2008

El psicoanalista payador

Paciente:
Dígame usted, licenciado,
que significa este sueño,
porque por más que me empeño
no encuentro el significado.
Soñé que yo estaba al lado
de una morocha de aquellas
que era un minón cinco estrellas
que acelera el corazón,
y apareció otro chabón
que al final se fue con ella.

Analista:
Ya le interpreto ese sueño
de la morocha traidora
de la que usted se enamora
pero ella tiene otro dueño.
Sabemos desde milenios
que los sueños de ese tipo
nos remiten al Edipo
que a todo el mundo acompleja:
la morocha era su vieja
y su viejo el otro tipo.

Paciente:
Me parece licenciado
que esta vez falló la brocha,
mi vieja no era morocha,
creo que se ha equivocado.
Es cierto que estoy atado
a mi mama con cordón,
la quiero de corazón
y ella siempre fue mi guía.
¡La morocha era mi tía
y el tipo era Don Ramón!

Analista:
Fíjese entonces, Conrado,
como yo tenia razón.
Hay deseo y represión,
no me había equivocado.
Usted puede haber buscado
mil palabras elocuentes,
pero el discurso consciente,
no va a engañar a este guía,
su mamá es como su tía
si hablamos del inconsciente.

Paciente:
Usted dirá licenciado
que anda mal la transferencia
pero por más resistencia
esto ya no es de mi agrado.
Las sesiones he pagado
puntualmente hasta en febrero,
lo he escuchado con esmero
sin emitir una queja:
¡No se meta con mi vieja,
que eso es algo muy fulero!

Analista:
Usted no entiende, Conrado,
y esto es algo de importancia:
yo me refiero a su infancia,
hablo de un tiempo pasado.
Usted era un niño educado
que admiraba a los cowboys
y como diría Freud
reprimía sus deseos
y si le parece feo
dejamos aquí por hoy.

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