martes, 20 de enero de 2009

¡¡¡No me salven, por favor!!!


Arrojando salvavidas de plomo directo a la cabeza
Por: Erik Larsen

Este gobierno ya nos salvó de las AFJP con la reestatización, de la crisis financiera con sus planes para la compra de 0km, y de la pobreza con los $ 200 extra que algunos cobraron con el sueldo de diciembre. Como ya lo anunció la presidente, aquí no necesitamos un plan B, y por eso nos la pasamos improvisando (de aquí el nombre de efecto jazz, que para los que no lo saben, es música casi totalmente improvisada). No obstante las “buenas intenciones” del gobierno, todas sus medidas son totalmente inútiles, incluso hasta perjudiciales.

El peor de los casos, por lejos, es la desaparición del sistema de capitalización. Para quien entiende un poco del tema, el anuncio y las mentiras que se dijeron al respecto no podían generar otra cosa que asco y vergüenza por los dirigentes que mal supimos elegir. Anticipo que no voy a defender a las AFJP, pero sí al sistema de capitalización, y voy a ser malvadamente sincero y preciso para desnudar las mentiras K.

Dijeron que el ya desaparecido sistema era deficitario, que la ANSeS debía subsidiarlo con 4.000 millones de pesos anuales. Lo que no dijeron, es que los empleadores deben pagar un 16% de los salarios de sus trabajadores a la ANSeS, cualquiera fuere el sistema que hayan elegido, para financiar el régimen de reparto. Si no me creen, vayan al artículo 11 y 18 de la ley 24.241. Estamos hablando de unos 19.000 millones anuales, que solidariamente pagamos quienes estábamos en las AFJP. Si descontamos los 4.000 M en subsidios, el sistema de reparto igual sale ganando 15.000 millones. ¿Quién subsidia a quién?

El gran problema que afrontaremos en un futuro cercano es que el “solidario” sistema de reparto no funciona. ¿Porqué? Sencillo: el sistema es así: los que trabajan hoy ponen de su bolsillo para financiar a los jubilados actuales. En este momento hay aproximadamente unos 5 millones de jubilados y pensionados, junto a unos 7,5 millones de aportantes. Dividendo los segundos por los primeros, obtenemos que por cada jubilado o pensionado hay 1,5 que aportan, lo que implica que, para que se reparta “solidariamente”, ganando los activos lo mismo que los pasivos, un trabajador debe aportar al sistema de reparto dos tercios de su salario. En otras palabras, por cada $1.000 que gane, debe poner $666 a la canasta para financiar el sistema. ¿No será mucho? Y si... por eso, como no se puede apretar tanto a los trabajadores, es que se aprieta a los jubilados.

Por eso, váyase preparando. Y tenga en cuenta que este sistema “solidario” se hará peor con el tiempo, porque la relación aportantes/jubilados tiende a hacerse cada vez más pequeña. Si Ud. trabaja, vaya ahorrando para cuando le suban sus impuestos y para cuando se jubile, y si Ud. ya se jubiló, abróchese los cinturones porque cada vez va a haber menos plata.

Para la economía en su conjunto la medida es también una mala noticia. La plata que antes se invertía para generar riqueza y trabajo, ahora se reparte y se gasta al mismo tiempo. Los fondos que todos teníamos en las AFJP pusieron la plata que permitió al estado realizar obras, financiaron el capital de las empresas e hicieron posible el financiamiento que usted encontraba en las casas de electrodomésticos. Las operaciones de los fondos privados de jubilación explicaban el 80% de la operatoria del Merval.

Claro que ahora el gobierno sale a anunciar planes de estímulo, ya que gracias a nuestros mamarrachos de legisladores cuenta con unos dineros de más. Pero todo es una suma cero. Antes esa plata movía nuestra economía y generaba riqueza a los futuros jubilados. Ahora esa plata la tiene el gobierno, que con seguridad la malgastará en campañas políticas o anunciando planes truchos de reactivación, u obras que nunca se harán. Es sencillo hacer solidaridad con el dinero ajeno, sobre todo si esa solidaridad no pasa del anuncio.

Continuando con los anuncios truchos, el 31 de diciembre se publicó en el Boletín Oficial el decreto 2314 que otorgaba una suma de $200 por única vez a quienes ganan menos de $1240. El pago debía hacerse entre el 29 de diciembre y el 5 de enero. Si para tener contento al pueblo sólo hacía falta pan y circo, pues con esto parece que todos nos contentamos sólo con el circo. Lo digo porque dudo que haya un trabajador en regla que gane menos de $1240, si no trabaja en jornada reducida. Si gana, por ejemplo, $700 por 4 horas diarias, ¿corresponde el pago? Sí, dirán unos, porque gana menos de $1240, y no, dirán otros, porque si trabajara todo el día ese vago, pues ganaría $1400. Esta situación aún no está clara, ya que el decreto nada prevé al respecto, y la reglamentación del ministerio de trabajo aún está pendiente. ¿No le pagaron sus $200? Pues vaya a reclamar su dádiva a los tribunales, tiene ud. un 50% de probabilidades de que le toque un juez que termine entendiendo el asunto igual que usted.
Otra más y van...: Planes para la compra de 0km

El 3 de diciembre se anunció, todavía nadie sabe cómo funciona. Lo que si sabemos es que los bancos cobran una comisión cercana al 50% por gestionar plata ajena. Claro, el gobierno les da nuestra plata a un 11%, y el banco se la presta a ud. para que compre su auto a un 16,5%. Ridículo pero real. Le adelanto que yo me ofrezco para prestar el mismo servicio: déme $25.000, yo hago un análisis crediticio de 5 minutos para otorgar un préstamo, y después, por cada $1 de interés que ganemos, $0,33 son para mí, y $0,66 para usted. ¿Hacemos negocios? Eso sí, las garantías están a su nombre (la ANSeS, en el otro caso), por lo que si no nos pagan, usted perderá $25.000, y yo 5 minutos.

Así empieza este plan, pero todavía no sabemos cómo sigue. El gran problema es que no están redactados los contratos, todo lo que se sabe no es más que un rejunte de lo que se dice o lo que se ha oído. Que tasa de interés fija, que tasa variable, que sin interés.

El peor de los casos es el de los planes de ahorro. Sepa usted que todo plan de ahorro cobra una comisión aparte del valor proporcional del auto (esto último, lo que se llama cuota pura). El problema es que nada se dice al respecto en los planes oficiales. Tuve acceso a un documento “confidencial”, que contenía el modelo de contrato. En el mismo se detalla que deberá pagarse esta comisión, pero no dice a cuánto asciende. No se sorprenda si después le salen cobrando $300 más por mes por este concepto.

Para las concesionarias, el plan de “estímulo” ha sido nefasto. En diciembre no vendieron nada, ya que todos estaban esperando la instrumentación del plan. En enero, tampoco vendieron nada, porque no obstante los anuncios oficiales, el plan está verde todavía. Los vendedores no dan abasto con la cantidad de gente que se acerca a preguntar, y por ello deben desatender a los clientes que sí están en condiciones de comprar de la manera tradicional, sea de contado, con un crédito bancario, o con alguno de los planes de ahorro que todas las terminales ofrecen.

Y sí, a veces es peor el remedio que la enfermedad. Nuestro gobierno lo demuestra día a día. Y para el ciudadano de a pie, valga esta recomendación: si ya le mintieron tantas veces, no siga creyendo.♦

He aquí un ciudadano comprometido que opinó en un foro. Reproducimos el mensaje de Verniman a DAC:

“Es sencillo, los gobiernos todo el tiempo te están tirando globos de ensayo, midiendo la reacción de las distintas clases a futuras medidas, en general las clases más bajas se movilizan inmediatamente, las más altas también se movilizan girando su dinero al exterior, pero la clase media no reacciona, entonces pura lógica...no toquemos ni a los pobres ni a los ricos, vayamos por la clase media "urbana" (quedó demostrado que el campo reacciona y no se lo provocará por un largo tiempo).

La clase media urbana está anestesiada, le gusta la comodidad, no quiere ensuciarse, no quiere poner límites, fijate sólo en la educación de los hijos: ¿¿¿Donde están los padres??? La mayoría no quiere complicarse y les da rienda suelta, nadie quiere ensuciarse y complicarse, y ese es solo un ejemplo...Un poco de autocrítica...”

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