Todos los días, toneladas de gansadas circulan impunemente por la red, y, hay que decirlo, lo hacen gracias a la inocencia de todos nosotros. Algunas de estas operías se trasladan incluso al papel prensa (esta revista se nutre así en un 50%), pero es preocupante ver el impacto que tienen entre personas y medios serios e importantes, naturalmente distintos a este. Y no me refiero a un inocente: “Si usted no reenvía este mail morirá aplastado por un tren en las próximas 24 horas” (que yo no creo pero que igual no puedo evitar pensar en la situación). Hay idioteces que comprometen seriamente nuestro buen entendimiento sobre política, economía o religión, entre otras cosas. Aquí, un breve compendio:
Zoncera nº1
Seguro que a usted ya le llegó, y se agarró tal rabieta que quiso tirar todo al demonio. ¿Escuchó hablar del fondo de rescate de EEUU por U$S 700.000 millones? Seguro que sí. Ahora, también es seguro que usted no tiene idea de cuánta plata es eso ¿no? A nadie le entra en la cabeza.
Pues bien, parece que alguien sacó un cálculo interesante: dividió la cantidad de dólares puestos en circulación por la cantidad de gente que habita el planeta (unos 6.700 millones de almas). Y se dió con la exorbitante suma que sugiere que a cada habitante le tocarían: ¡¡¡104 millones de dólares!!! A continuación, claro, algunos párrafos de gastada moralina.
Sin embargo, el problema es que el que empezó con la cadena metió ligeramente la pata: el resultado es sólo 104 dólares por persona, con lo cual, sabemos, es imposible solucionar los problemas de la humanidad. Este señor hizo aparecer 6 ceros (000.000) detrás de la cifra correcta.
Ahora bien, lo que llama la atención no es que alguien cometa semejante error matemático, sino que esta gansada de vuelta al mundo sin que nadie la pare. ¡¡¡Qué gringos y la /#¬|&Ç%*!!! seguro dijo alguno, sin revisar antes los cálculos. Le digo más, en Salta alguien llegó a defender la operación de rescate, por más injusta que parezca. Y la defendió bien, pero no advirtió el error matemático. Una muestra de cómo leemos.
Zoncera nº2
¿Y si le digo que si reenvía este mail el Señor Bill Gates le firmará a usted un cheque por U$S 253 por cada persona a la que lo envíe? Esto es verdadero, me lo confirmó una amiga mía que es abogada (ella se llama Elba Gallo, y recibió un cheque por U$S 2.480,94). Esto es porque Intel y AOL se están por fusionar y Bill Gates quiere hacer una apuesta en relación al e-mail. Claro, para él son unas monedas, y lo hace como plan de mercadeo.
Bueno, hasta aquí el chiste. Analicemos: ¿No se jubiló ya Bill Gates? ¿Y qué cuernos tiene que ver este señor con Intel y AOL? ¿Cómo es que tu amiga abogada obtuvo un cheque por U$S 2.480 con 94 centavos, si se paga de a U$S 253?
Pocos se hacen esta pregunta, y entonces empiezan a reenviar el texto a todo el mundo. Les juro que a ninguno les llegó un solo peso. A mí me lo mandó una compañera de trabajo, y todavía está esperando.
¿Y porqué hacen esto? ¿Puras ganas de jorobar? No señor, esto se hace para que, tras los sucesivos reenvíos, queden en el cuerpo del mensaje innumerables direcciones de casillas de correo. Hay gente que junta esos datos, y luego vende el “paquete” a estafadores, que terminan el círculo haciendo el cuento del tío por la red: Usted se ganó un auto en un sorteo, pero para que lo enviemos tiene que depositar $ 2.000 en la cuenta bancaria tal. Y algunos van y lo hacen. Después no digan que no les avisé.
Zoncera nº3
¿Asustado por el fin del mundo o el Apocalipsis? Seguro que usted leyó el mail que contiene el supuesto 3º mensaje de la Virgen de Fátima, que anuncia muerte, destrucción de medio mundo, la ira de Dios y cosas por el estilo, todas originadas en los tantos pecados de la humanidad.
De verdad preocupa mucho que gente muy católica ande divulgando estas zonceras sin antes corroborar un poquito. Cuando algo sea muuuy llamativo, busque otras miradas. Para eso está Google.
Si usted lo hubiera hecho, ya sabría que el 3º mensaje de Fátima ya fue dado a conocer por la Iglesia, y que se refiere al atentado que sufrió Juan Pablo II. Nada más. Nada de muerte, guerra, destrucción ni fin del mundo. Aparte, eso de poner fecha al Apocalipsis es medio raro: “En cuanto a ese día y esa hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Mt 24,36). Ni que hablar de ira ni castigo divino: cuando finalizó el diluvio (el que hizo tan famoso a Noé y su arca), Dios se dijo a sí mismo: “Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque los designios del corazón humano son malos desde su juventud; ni tampoco volveré a castigar a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo” (Gn 8,21). Ya está avisado. No acepte espejitos de colores.
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